¿Te imaginas poder conocer el sabor de un vino antes de probarlo?

Si somos capaces de interpretar bien la etiqueta de un vino, podremos conocer algunos detalles que nos ayudarán a elegir el más afín a nuestros gustos sin necesidad de descorchar la botella.

Las bodegas incluyen dos tipos de información en la etiqueta, una parte obligatoria y una parte facultativa, en la cual la normativa permite incluir unas indicaciones con carácter “libre”.

En cualquier etiqueta de vino deberíamos poder encontrar (parte obligatoria) la siguiente información:

  • Categoría a la que pertenece el producto (VdM, IGP, DOP).
  • Indicación geográfica (DO, DOCa, VDT, nombre del viñedo, lugar de embotellado, año de cosecha, variedad, menciones, recompensas y medallas).
  • Año de la cosecha.
  • Razón social del embotellador.
  • Marca comercial.
  • Nación de procedencia (Producto de España).
  • Grado alcohólico, expresado en % sobre el volumen.
  • Contenido de la botella (en cl., ml. o litros).
  • Indicación de contenido en sulfitos.
  • Sistema de reciclado de envases (punto verde…).
  • En vinos espumosos, categoría en función del contenido en azúcar (extra brut, brut, brut nature, extra seco, seco , semiseco, dulce).
  • Número de lote.

 

Aunque la información facultativa es muy variada, lo más habitual es que encontremos datos acerca de la añada del producto, las variedades de uva que se han utilizado en la elaboración, la designación (nombre), alguna descripción que haga referencia al color, sabor y contenido en azúcares. También es frecuente encontrar consejos para presentarlo, servirlo, y almacenarlo.

 

Vinos del «Viejo Mundo» vs vinos del «Nuevo Mundo».

Cuando hacemos referencia a vinos del Viejo Mundo estamos hablando del vino elaborado en Europa,  ya que fue donde comenzaron las técnicas de producción, almacenamiento y distribución de vino; y al referirnos a vinos del Nuevo Mundo pensaremos en países colonizados por Europa Occidental que aprendieron las técnicas del Viejo Mundo y las adaptaron a su entorno, siendo corta su experiencia como productores y distribuidores.

Los vinos del Viejo Mundo tienden a tener una menor graduación en alcohol y son más ligeros, y suelen elaborarse siguiendo el método tradicional; mientras que los vinos del Nuevo Mundo se caracterizan por ser más intensos, y los viticultores tienen menos restricciones en el cultivo y elaboración, por lo que es habitual la experimentación con técnicas modernas en su elaboración.

Personalmente, no creo que unos sean mejores que otros, simplemente ofrecen sensaciones diferentes.

 

En las etiquetas de Nuevo Mundo encontramos la variedad de uva o la mezcla, el lugar donde se cultivaron las uvas, el productor, y el contenido de alcohol visible.

En cambio, en los vinos del Viejo Mundo la información no está tan “a la vista”, pero esto no quiere decir que si sabes lo que buscas, tengas la información en la etiqueta y la contraetiqueta. Como curiosidad, en este tipo de etiquetas, el lugar donde se cultivó la variedad de vid es la principal fuente de información del vino.

Por norma general, este tipo de vinos realizan una gran inversión en el suelo de la plantación (terruño), por tanto, si conocemos la zona de elaboración, podemos conocer las posibles variedades de uvas que encontraremos en el caldo.

 

Con toda esta información… ¿Cómo se puede elegir un vino sin probarlo?

El primer paso es identificar las variedades de uva. En un primer vistazo ya podemos conocer lo que queremos beber y lo que no.

En segundo lugar, debemos localizar la bodega o el productor, porque algunos tienen mejores referencias que otros en la calidad de su elaboración.

Por último, hay que valorar el año de la cosecha, ya que algunos son mejores que otros, debido a la influencia del clima en el viñedo durante la formación y recogida de los frutos.